17.1.08

Trozos de un diario (25/05/05)

Hoy, he vuelto a madrugar, he vuelto a espiarme, en la oscuridad, mientras dormía, he vuelto ha profanar mis sueño - pero ¿qué sueños? -, nunca me acuerdo de lo que sueño por la noche, y me da rabia de no acordarme de mis sueños, de mis pasiones. ¿Escribió algo de esto Freud? No lo se, tengo que leer alguno de sus libros.

El vaso de leche, la leche y el vaso, el vaso y la leche, la leche no sería leche sin el vaso, y el vaso no sería vaso (o sí), sin la leche. El vaso y la leche forman un todo, forman el vaso de leche. Después me lo bebo y el vaso es ahora un vaso de agua, o de naranja o de limón o de whisky, pero el vaso sigue siendo el vaso. Y yo siego siendo yo. O sea, que soy un vaso de... . La Gran Vía huele a betún (no creo que sea de judea), a sudor y a puta de lujo que trabajan en los áticos de esos edificios barrocos de la Gran Vía.

He dejado de leer a Freud, no me interesaba (de momento), porque yo no sueño, no tengo sueños, o sí, pero mi cabeza no los recuerda y en la retina de mis ojos no se quedan grabados. Quizá, más adelante, el día que sueñe, que recuerde mis sueños, lo retome, lo vuelva a leer. De momento Freud está en la estantería. Madrid,de noche, tiene vida, pero mi barrio está muerto o simplemente durmiendo porque es un barrio trabajador que madruga demasiado. Yo ahora voy a recostarme sobre mi cama, y voy a cerrar mis ojos, ya cansados, para esperar de nuevo, otro día, que pasará como la luz de la noche, oscuro y rápido.

Ah del gorrión que vuela ajeno a la realidad con sus miedos y sus preguntas. Ah del gorrión, pequeño juguete para los niños - pío, pío -, maestro poco valorado por los adultos. Ah del gorrión, que alza el vuelo con sus frágiles alas, hacia lo azul, hacia allí arriba, en busca de nuevos miedos. Ah de gorrión que canta, agudamente, como el ruseñor, musicalmente como los poemas de José Hierro, ah del canto del ruiseñor. Frágil cuerpo de huesos y plumas, huyes de nosotros como de la muerte, tienes miedo, lo se, yo también tengo miedo. Ah de tí ruiseñor, digo gorrión, que estas ahí, en mi ventana, quizá con los nervios más calmados, pero con el mismo miedo a la muerte. Gracias por quedarte ahí, escuchándome, y hacerme reflexionar. ¡Ah de tí gorrión!

En medio de la noche, en medio de una luna gorda, virgen y grande, en medio de la nada, una sombra se deja ver, sutilmente, silenciosamente, al acecho de cualquier cosa. Ah de tí gato, animal sigiloso, animal silencioso, animal invisible que espera tu presa como la muerte por ver un río de sangre correr entre tus mandíbulas. Mientras el gato espera la muerte/presa, la primavera está de veraneo y ya nada existe, Valle y Umbral siguen discuntiendo. Yo voy a dejar de escribir y me voy a unir a esa discusión.

.................................[No había nada que escribir (monotonía)]........................................

Otro día muere, y con él miles de personas, y los vencejos, esos pequeños pájaros, no paran de volar, huyendo de no sé que cosa, qué miedo, qué incertidumbre o qué pájaro enemigo. Pero resulta curioso verlos pasar, volando rápidamente, cerca de mi ventana, cerca de mi cara, cuando de vez en cuando me asomo a buscar mis miedos. La noche ya se ha echado encima, hoy es una noche lisa, sin luna y sin estrellas, sólo con esas farolas que iluminan tenuemente la ciudad. Mientras, el gato de la otra noche, la sombra en la oscuridad, sigue esperando su muerte/presa, sigue queriendo ver por sus mandíbulas un río de sangre caliente, de cualquier roedor o pájaro. Por eso los vencejos vuelan tan alto.

El gato oscuro, la sombra nocturna, el gato/sombra, por fín ha visto a la presa/muerte correr por su boca, un río de sangre, le ha dado más vitalidad, más ganas de seguir viviendo, de seguir cazando, como nosotros, porque el hombre vive para cazar, su vida es una intensa cazería. Creo que ahora, en la calle, hay un pequeño charco de sangre, oscuro y brillante a la luz de la noche. No lo recuerdo bien, voy a asomarme a ver si es cierto, y ver también al gato comiéndose su presa/muerte

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con tanta leche y tanto vaso ya me he perdido,yo tampoco suelo recordar a veces lo que sueño aunque mas de una vez me gustaria acordarme. Un saludo poeta

Anónimo dijo...

"El poeta acaricia cicatrices
con un tacto de puta de lujo"
Tu si eres un lujo.