Ahora, cuando el sol libra su última batalla del día con la luna, cuando el sol se resiste a morir, cuando se resiste a dormir en esta ciudad que es Madrid, y a despertar en otra, que quizá le guste menos que esta, cuando la luna está segura de su victoria, cuando sabe que su reino de oscuridad y tranquilidad (soledad) se impondrá, cuando tiene ganas de de dormir en otra ciudad para poder despertar en esta que es Madrid, cuando la sangre del sol y de la luna, entra por mi ventana en forma de colores azules, violetas, naranjas, rojos (como la sangre) y los gritos de los vencejos hacen las veces de doloridos golpes que recibe la luna o el sol, ahora, es cuando me voy a olvidar de todas esas preguntas, voy terminar de escribir este folio nuevo, blanco, virgen, ya violado por las teclas, por las letras negras que golpean como unas balas disparadas desde una ametralladora, y me voy a asomar a mi ventana, a ser testigo de una batalla épica que todos los días, a estas horas, se sucede en esta, mi ciudad.
Son las 20:45 de la tarde. Está anocheciendo.
Ya empezaba a expresar, me importaban más las palabras que lo que se cuente, empezaba a sentir cosas tan comunes como los atardeceres...
3.2.08
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1 comentario:
de donde coño sacas tu esas palabras que a mi ni se me ocurren.Es impresionante. Un saludo poeta
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